Countries<Spain<Castilla y León<Salamanca< Sitios de arte rupestre prehistórico del Valle del Côa y de Siega Verde
The prehistoric rock art sites of the Côa Valley were inscribed on the World Heritage List in 1998, a declaration that was extended in 2010 to include the Palaeolithic rock art of Siega Verde, as an exceptional example of the earliest examples of symbolic creation and the beginning of human cultural development, thus complementing the same values recognised in the whole of Foz Côa. The rock art of Siega Verde and its relationship with the neighbouring Côa Valley gives us an exceptional insight into the social, economic and spiritual relationships of our first ancestors.
The rock art is located along the Douro River on both sides of the Portuguese-Spanish border. The prehistoric rock art sites of the Côa Valley possess an extraordinary concentration of Upper Palaeolithic petroglyphs that is unique in the world and constitutes one of the most remarkable examples of early human artistic creations. The archaeological site of Siega Verde, located some 15 kilometres downstream from the town of Ciudad Rodrigo in Salamanca, completes these sites with its 645 engravings executed on a slope formed by fluvial erosion on the banks of the Águeda River. The inscription of Siega Verde on the World Heritage List complements the declaration of the Côa Valley.
Both the Côa Valley and Siega Verde show an exceptional concentration of engravings representing images and symbols. They consist mainly of animal representations, such as horses, bovids and capybaras. Human figures and signs are also present. The Siega Verde cave complex is made up of a total of 94 schist panels on which more than 500 figures have been identified so far, including, as in the case of the Côa sites, animal species characteristic of the fauna of this period (equids, aurochs, bison, deer, reindeer, megaceros and capybaras) as well as anthropomorphic and abstract representations of great iconographic value. The figures were made using the techniques of piqueteado, which delimits the outline of the figure with dots, or incision or drawing by means of a fine line engraved on the rock. The stylistic, technical and thematic features allow us to place these figures in the Upper Palaeolithic, within a chronological range between 20,000 and 11,000 BC, the time of development of the Solutrian and Magdalenian cultures.
The Valle del Coa y Siega Verde rock art site is the most important open-air Palaeolithic rock art site on the Iberian Peninsula and one of the most important in Europe. The importance of this prehistoric art site lies in its rarity and extension; its uniqueness lies in its open-air location, which proves that the cave paintings were not only made in caves. Both sites provide an excellent illustration of the iconographic themes of Palaeolithic rock art, which contributes to a better understanding of these artistic manifestations engraved in stone. Together they constitute an exceptional testimony to the ways of life, economy and spirituality in the early stages of human cultural development.
Los yacimientos de arte rupestre prehistórico del Valle del Côa fueron inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial en 1998, declaración que fue ampliada en 2010 con las manifestaciones de arte rupestre paleolítico de Siega Verde, por constituir una muestra excepcional de los primeros ejemplos de la creación simbólica y el inicio del desarrollo cultural del ser humano, constituyendo así un complemento de los mismos valores reconocidos en el conjunto de Foz Côa. El arte rupestre de Siega Verde y su relación con el vecino Valle del Côa nos permite conocer, de forma excepcional, aspectos sobre las relaciones sociales, económicas y espirituales de nuestros primeros ancestros.
El conjunto rupestre se localiza a lo largo del río Duero a ambos lados de la frontera de Portugal y España. Los sitios de arte rupestre prehistórico del Valle del Côa poseen una extraordinaria concentración de petroglifos del Paleolítico Superior única en su género en el mundo y constituye uno de los ejemplos más notables de las primeras creaciones artísticas del ser humano. La zona arqueológica de Siega Verde, ubicada a unos 15 kilómetros aguas abajo de la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo, completa esos sitios con sus 645 grabados ejecutados en un repecho formado por la erosión fluvial, en las márgenes del Río Águeda. La inscripción en la Lista de Patrimonio Mundial de Siega Verde complementa así la declaración del Valle del Côa.
Tanto el Valle del Côa como Siega Verde muestran una concentración excepcional de grabados que representan imágenes y símbolos. Consisten principalmente en representaciones animales, como caballos, bóvidos y cápridos. También están presentes las figuras humanas y los signos. El conjunto rupestre de Siega Verde está formado por un total de 94 paneles de esquisto sobre las que aparecen representadas más de 500 figuras identificadas hasta el momento, que comprenden, como en el caso de los yacimientos del Côa, especies de animales característicos de la fauna de este periodo (équidos, uros, bisontes, ciervos, renos, megaceros y cápridos) así como representaciones antropomorfas y abstractas de gran valor iconográfico. Las figuras fueron realizadas mediante las técnicas del piqueteado, que delimita a base de puntos el contorno de la figura, o de la incisión o dibujo a través de una fina línea grabada sobre la roca. Los rasgos estilísticos, técnicos y temáticos permiten situar estas figuras en el Paleolítico Superior, dentro de una franja cronológica comprendida entre el 20.000 y el 11.000 aC, momento de desarrollo de las culturas Solutrense y Magdaleniense.
La estación rupestre del Valle del Coa y Siega Verde constituye el conjunto de arte rupestre paleolítico al aire libre más relevante de la Península Ibérica y uno de los más importantes de Europa. La importancia de este lugar de arte prehistórico radica en su rareza y extensión; la singularidad reside en su situación al aire libre, lo que prueba que las representaciones rupestres no se realizaron únicamente en cuevas. Ambos lugares ilustran de manera excelente los temas iconográficos del arte rupestre paleolítico, lo cual contribuye a una mejor comprensión de estas manifestaciones artísticas grabadas en la piedra. Juntos constituyen un testimonio excepcional de las formas de vida, la economía y la espiritualidad en los primeros momentos del desarrollo cultural del ser humano.