Countries<Spain<Galicia<Lugo< Muralla romana de Lugo
The Roman Wall of Lugo was declared a World Heritage Site in 2000 for being the best living example of military fortifications of the late Roman Empire preserved in Europe. The modifications it has undergone throughout its more than 17 centuries of existence have not substantially altered its original appearance and layout, which follows the guidelines of the Roman engineer Vitruvius. It is the only one in the whole of the Roman Empire that has preserved its perimeter intact and its presence has determined the history and urban evolution of the city of Lugo, increasing and enriching its cultural interest.
The Wall surrounds the heart of Lugo, the ancient Lucus Augusti, founded in 15 B.C. by Paulo Fabio Máximo in the name of the emperor of Rome and was the capital of one of the three Roman juridical convents (together with Astorga and Braga), which made up the province of Gallaecia and which extended as far as the river Duero. This city played a key role in a region that was then extremely rich in gold, which Rome exploited to the point of exhaustion for the benefit of the imperial treasury. Three centuries later, the urban structure of the city changed and shifted slightly to the north. These were critical times from a political and military point of view, and it was at this time that this fortification was erected. The wall occupied an area of topographically irregular terrain, higher in the northwest and sloping down towards the southeast. The reasons for this layout, which left out important residential areas of the ancient Roman city and instead protected uncultivated land, remain an enigma.
Despite the alterations it has undergone, the Wall retains its original layout and the construction features that give it a massive and sturdy appearance typical of its defensive character. Its rectangular shape with rounded corners has a perimeter of over two kilometres (2,117 m) and protects an inner enclosure of 34.4 ha. Seventy-one cubes or towers have survived out of the 85 external towers it once had. The height of its walls varies between 8 and 10 m. and they maintain an average thickness of 4.20 m., reaching 7 m. in some places. The inner enclosure of the Wall can be accessed today through ten gates that cross it, five ancient and another five of modern design and opening; from the inside, its parapet can be accessed by four exterior stairways and two attached ramps, one of them continuing on an interior ramp. It is known that there is an outer moat about 20 metres wide and at least 5 metres deep, which would have completed the defence, making it difficult for siege machines to approach or for mines to be dug.
Having lost its military function, the Roman Wall of Lugo has been fully integrated into the current urban structure: it surrounds the historic city and its parapet is just another promenade, or pedestrian street, used by its inhabitants and visitors. In the parapet, coinciding with the original cubes, there are interior staircases with a double flight and an imperial layout that connect it with the inner wall, where they do not reach the ground; different hypotheses interpret this as a defensive resource that made it possible to isolate the enclosure by removing the mobile stairs or ramps that gave access to the first step. At the present time, 22 of these stairways have been discovered and archaeologically investigated.
The remains of the cube or tower known as 'a Mosqueira', with an outer wall on the parapet with windows, suggest that each of the towers had an upper structure on two levels, which would have been enclosed by a façade with large windows that would have allowed the use of defensive weapons.
The use of local materials such as slate or granite stones and other reused materials give it an original character within the group of lower imperial city walls, an interest that is increased by the complete preservation of its perimeter, by the possibility of public use of the upper parapet and by the relationship it maintains today, fully alive and active, with the city it protected, in which it is incorporated into its urban scene and environment.
La Muralla romana de Lugo fue declarada Patrimonio Mundial en el año 2000 por constituir el mejor ejemplo vivo de fortificaciones militares del Imperio romano tardío conservado en Europa. Las modificaciones que ha sufrido a lo largo de sus más de 17 siglos de existencia no han llegado a alterar, sustancialmente, su aspecto y trazado original, que sigue las directrices del ingeniero romano Vitrubio. Es la única, en todo el territorio del Imperio romano, que conserva íntegro su perímetro y con su presencia ha determinado la historia y la evolución urbana de la ciudad de Lugo, incrementando y enriqueciendo su interés cultural.
La Muralla rodea el corazón de Lugo, la antigua Lucus Augusti, fundada en el año 15 a.C. por Paulo Fabio Máximo en nombre del emperador de Roma y fue la capital de uno de los tres conventos jurídicos romanos (junto Astorga y Braga), que conformaban la provincia de la Gallaecia y que se extendía hasta el río Duero. Esta ciudad desempeñó un papel capital en una región por aquel entonces riquísima en oro que Roma explotó, hasta el agotamiento, en beneficio del tesoro imperial. Tres siglos después, la estructura urbana de la ciudad se modificó y se desplazó ligeramente hacia el norte. Eran tiempos críticos desde el punto de vista político y militar y fue en ese momento en el que se erigió esta fortificación. La muralla ocupó una zona de terreno topográficamente irregular, más alta al noroeste y en descenso hacia el sudeste. Continúa siendo un enigma los motivos de ese trazado, que dejó fuera importantes zonas residenciales de la antigua ciudad romana y en cambio protegió terrenos descampados.
A pesar de las reformas sufridas, la Muralla mantiene su trazado original y las características constructivas que le otorgan un aspecto masivo y recio propio de su carácter defensivo. Su forma de rectángulo con ángulos redondeados supera los dos kilómetros de perímetro, 2.117 m., y protege un recinto interior de 34,4 ha. Se conservan 71 cubos o torres de las 85 exteriores que tuvo. La altura de sus lienzos oscila entre los 8 y 10 m. y mantienen un espesor medio de 4,20 m. que alcanza los 7 en algunos puntos. Al recinto interior de la Muralla se accede hoy por diez puertas que la atraviesan, 5 antiguas y otras 5 de traza y apertura moderna; desde el interior se puede acceder a su adarve por cuatro escaleras exteriores y dos rampas adosadas, continuando una de ellas en una rampa interior. Se conoce la existencia de un foso exterior de unos 20 metros de ancho y al menos 5 de fondo, que completaría la defensa, dificultando la aproximación de máquinas de asedio o la excavación de minas.
Perdida su función militar, la Muralla romana de Lugo ha quedado plenamente integrada en la estructura urbana actual: rodea la ciudad histórica y su adarve es un paseo, o una calle peatonal más, de los que utilizan habitualmente sus habitantes y visitantes. En el adarve, coincidiendo con los cubos originales, se conservan escaleras interiores de doble tramo y traza imperial que lo conectan con el paramento interior, donde no alcanzan el terreno; distintas hipótesis lo interpretan como un recurso defensivo que permitía aislar el recinto retirando las escaleras o rampas móviles que daban acceso al primer escalón. En la actualidad se han descubierto e investigado arqueológicamente 22 de estas escaleras.
Los restos del cubo o torre denominada “a Mosqueira”, con un lienzo exterior sobre el adarve en el que se abren ventanas, hacen suponer que cada una de las torres contaba con una estructura superior de dos niveles, que se cerraría con una fachada con grandes ventanas que permitiesen utilizar armas defensivas.
La utilización de materiales locales como las piedras de pizarra o granito y otros materiales reutilizados le confieren un carácter original dentro del conjunto de murallas urbanas bajo imperiales, interés que se ve aumentado por la conservación completa de su perímetro, por la posibilidad del uso público del adarve superior y por la relación que mantiene hoy, plenamente viva y activa, con la ciudad a la que protegió, en la que está incorporada a su escena y ambiente urbano.