Countries<Spain<Comunidad Valenciana<Carcaixent< Monumento a Jaume I
Sculpture of James I
Located in the gardens of the new Municipal Library, inaugurated on 24 May 2001.
Each part of the figure has been given a symbolism which, due to the character of the sculpture, is worthy of mention.
Firstly, the sculpture is mounted on two vertical pieces, representing two paths that diverge in medieval times and which form a triangle between them, used as a symbol of stability and balance. As the triangle is isosceles, it also gives it a note of elegance and solemnity as it is a regal representation. At the upper end of this triangle, its vertex is transformed into the head of the dragon, the emblem used by King James I on his original helmet in Madrid, in the Royal Palace.
Secondly, the helmet-crown is represented by a perfect circle from which two lateral branches emerge, fulfilling different functions at the same time: that of drawing the cheeks of the face, the simplification of the metallic fabric that knights used to wear to protect themselves in confrontations, and, now emerging from the crown, these structures form the upper part of the head and helmet. This is always done in such a way that the viewer can see the empty space that permeates the entire sculpture, and which must also be taken into account when observing it.
Thirdly, around the crown we can see a series of semicircular pieces that mark the four cardinal points, with the piece that marks the direction of the west being the most important and thickest and which allows the observer to orientate himself, looking directly at the sun, facing west, and reminds us that we cannot lose our way as a people.
Two wings emerge from the helmet which, together with the vertex of the triangle, form the winged dragon. On them can be seen the identifying symbol of the Banner of the Conquest.
In the central part we can see the everyday attributes of a face: nose, mouth, forehead, but with the particularity of being represented in duplicate, representing the two facets that the monarch could have; the inner part symbolises the character of the warrior, related to the conquests and the outer part, which everyone can see with the naked eye, symbolises the king as a ruler (Book of the Distribution), jurist (Promulgation of the Fueros), and his literary and historical facet (Book of Acts).
The beard also bears at its end the insignia of the king, which is represented in the coat of arms of our town, located in a privileged place.
The slight inclination of the eyes gives the figure a solemn look that denotes that we are in the presence of a royal personage.
At the base of the figure and at eye level, there are two attached pieces which, although they are not in contact with the figure, together form the chest of the figure where the royal insignia were worn and where the cloak was tied. One of them has welded to it, as if it were a miniature drawing, the silhouette of our Valencian Country, which has been represented in this place to be found inside the whole figure, in the heart of King James I.
Finally, around the sculpture and forming part of it, not as a decorative but as a symbolic element, the observer can contemplate a series of cast metal spheres, nine of which are geometrically distributed on a circumference inscribed in a square, inside which is the circular base from which the body of the sculpture is erected.
The chosen distribution allows us to observe a certain orientation with respect to the figure, so that one of them is aligned with the commemorative plaque, the cardinal point of the west, the face and the shadow both when the sun is in the west and when it is in the east, at 9 o'clock in the morning. This is why the number has been chosen to commemorate a historic date, the 9th of October.
The predominance of curves throughout the work gives a sensation of delicacy and cohesion between all the parts of the sculpture, creating a compact image, where each part has its importance but always at the service of the overall image of the figure, creating an idea of unity.
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Escultura de Jaime I
Situada en los jardines de la nueva Biblioteca Municipal, inaugurada el 24 de mayo de 2001.
A cada parte de la figura se le ha dado un simbolismo que por el carácter de la escultura son dignas de mención.
En primer lugar, la escultura esta montada sobre dos piezas verticales, representando dos caminos que se alejan en los tiempos medievales y que forman entre los dos un triángulo, utilizado como símbolo de estabilidad, y equilibrio. Al ser isósceles el triángulo, le da también una nota de elegancia y un ademán solemne por tratarse de una representación regía. En el extremo superior de este triángulo, su vértice se transforma en la cabeza del dragón, emblema utilizado por el rey Jaime I en su yelmo original que se encuentra a Madrid, en el Palacio Real.
En segundo lugar, el casco-corona esta representado por un círculo perfecto de donde salen dos ramas laterales cumpliendo diferentes funciones al mismo tiempo: la de dibujar las mejillas de la cara, la simplificación del tejido metálico que solían llevar los caballeros para protegerse en los enfrentamientos, y, ya surgido de la corona, estas estructuras conforman la parte superior de la cabeza y del casco. Siempre planteado de forma que el espectador pueda ver el espacio vacío que penetra por toda la escultura, y que también se tiene que tener en cuenta a la hora de observarla.
En tercer lugar, alrededor de la corona se pueden observar una serie de piezas semicirculares que señalan los cuatro puntos cardinales, destacando con más importancia y espesor la pieza que marca la dirección del oeste y que permite al observador orientarse, mirando directamente al sol, mirando a poniente, y nos recuerda que no podemos perder nuestro rumbo como pueblo.
Del casco salen dos alas que, junto con el vértice del triángulo, están conformando el dragón alado. En ellas se puede apreciar el símbolo identificativo del Pendón de la Conquista.
En la parte central se pueden observar los atributos cotidianos de una cara: nariz, boca, frente, pero con la particularidad de representarse por duplicado, representando las dos facetas que podría tener el monarca; la parte interior simboliza el personaje del guerrero, relacionado con las conquistas y la parte exterior, que todos pueden observar a simple vista, simboliza el rey como gobernante (Libro del Reparto), jurista (Promulgación de los Fueros), y su faceta literaria e histórica (Libro de los Hechos).
La barba también lleva en su final la insignia del rey, la cual se ve representada en el escudo de nuestro pueblo, situado en un lugar privilegiado.
La ligera inclinación de los ojos aporta a la figura una mirada solemne que denota que estamos en presencia de un personaje real.
En la base a la figura y a la altura de nuestros ojos, hay dos piezas acopladas que, aunque no tienen contacto con la figura, forman, en conjunto, el pecho del personaje donde se llevaban las insignias reales, y donde se ataban la capa. Una de ellas tiene soldada, como si una sería un dibujo miniaturizado, la silueta de nuestro País Valenciano, que se ha representado en este lugar para encontrarse en el interior de toda la figura, en el corazón del rey Jaime I.
Para finalizar, alrededor de la escultura y formando parte de ella, no como elemento decorativo sino simbólico, el observador podrá contemplar una serie de esferas metálicas de fundición, que en el número de 9 están distribuidas geométricamente sobre una circunferencia que lleva inscrito un cuadrado, dentro del cual se encuentra la base circular de donde se erige el cuerpo de la escultura.
La distribución escogida permite observar una determinada orientación respecto a la figura, de forma que una de ellas esta alineada con la placa conmemorativa, el punto cardinal del oeste, la cara y la sombra tanto cuando el sol esta a poniente como cuando esta a levante, a las 9 de la mañana. Es por esto que, el número ha sido elegido para conmemorar una fecha histórica, el 9 de Octubre.
El predominio de las curvas en todo el conjunto de la obra aporta una sensación de delicadeza y de cohesión entre todas las partes de la escultura, creando una imagen compacta, donde cada parte tiene su importancia pero siempre al servicio de la imagen global de la figura, creando una idea de unidad.