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Logging was a form of river transport for transporting logs of timber from the felling of forests and pine forests to the places where the timber was to be used. The logs were transported by flotation, driven by gangs of hookmen. In Spain, this method of transport was used mainly on the Ebro, Tagus, Júcar, Turia and Segura rivers, and to a lesser extent on the Guadalquivir. There is documentary evidence of these conduits as early as the 16th century, and their use continued until the middle of the 20th century.
Of the two types of timber transport by flotation, by raft and by loose pieces, given the orography and flow of the Spanish rivers, it was only possible to use the armadía method (trunks locked together in the form of large planks) on the river Ebro; on the rest of the rivers, the loose trunk method was used.
Once the tree had been felled, the woodcutters or axemen themselves were responsible for cleaning the trunk and transporting it to the river. Once there, the trunk would be kept in a wicker for a certain amount of time, enough time for it to purge and thus float more easily. Once this time had passed, the work of the hookmen, who were in charge of transporting the wood along the river, began.
The timber, which could be made up of thousands of logs, with dimensions that could exceed twelve metres in length per piece, would occupy more than 30 kilometres of the river. It was driven by gangs of gancheros led by the master of the river, under whose orders the mayorales were placed.
The total number of hookers needed to drive a timber haul was no less than 100, and more than 1,000 hookers could be needed for large timber hauls made up of some 100,000 trunks. The timber and hookers were divided into three groups: front, centre and rear.
In 2022 it was recognised as an Intangible Cultural Heritage of Humanity for Spain, Germany, Austria, the Czech Republic, Latvia and Poland.
La maderada era una forma de transporte fluvial para la conducción de los troncos de madera procedente de las talas de bosques y pinares hasta los lugares de utilización de esa madera. Los troncos se transportaban por flotación conducidos por cuadrillas de gancheros. En España se utilizó este método de transporte en los ríos Ebro, Tajo, Júcar, Turia y Segura, principalmente y en menor medida en el Guadalquivir. Se tiene constancia documental de estas conducciones ya en el siglo xvi, y se prolongó su uso hasta mediados del siglo xx.
De los dos tipos de conducción de la madera por flotación, en almadía y por piezas sueltas, dada la orografía y el caudal de los ríos españoles, solo pudo practicarse el transporte mediante armadía (los troncos trabados a modo de grandes planchas) en el río Ebro, en el resto de ríos se utilizó el método de troncos sueltos.
Una vez talado el árbol, los propios leñadores o hacheros eran los encargados de limpiar el tronco y transportarlo hasta el río. Una vez allí el tronco se mantenía encambrado un determinado tiempo, suficiente para que se purgase y así flotar con más facilidad. Pasado este tiempo era cuando empezaba el trabajo de los gancheros, los encargados de conducir la madera a lo largo del río.
La maderada, que podía estar constituida por miles de troncos, con dimensiones que podían superar los doce metros de longitud por pieza, llegaban a ocupar más de 30 kilómetros del río. Era conducida por cuadrillas de gancheros dirigidos por el maestro de río a cuyas órdenes se encontraban los mayorales.
El conjunto de gancheros para conducir una maderada no bajaba de 100, pudiendo llegar a ser necesarios más de 1000 gancheros para las grandes maderadas constituidas por unos 100.000 troncos. Maderada y gancheros se dividían en tres grupos: delantera, centro y zaga.
En el año 2022 se reconoce como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en conjunto para España, Alemania, Austria, Chequia, Letonia y Polonia.