Countries<Spain<Comunidad Valenciana<Énova< Calvari (conjunt d’ermita i casalicis)
The stone slabs of the Way of the Cross date back to the first Baroque Calvary, in 1798, originally located on a path in the mountain range that is still called Calvary Street today. At the end of the 19th century, and on the initiative of the charismatic parish priest of Santa María del Énova, mosén Romà Quilis (1897-1900), the villagers or parishioners of the village climbed the casalicis up there, during Lent and with bull carts (1886).
They did it as thanks to the Santísimo Cristo de la Salud for putting an end to the terrible epidemic of Asiatic cholera in 1885.
The financing of the work of the Calvary and the construction of the new chapel was done by collecting alms during the street rosaries, with coplas.
The current Way of the Cross was then adapted and the remains of the old medieval or Andalusian castle of Yénova (of which medieval ceramics can still be seen on the site) were removed to build the hermitage of El Salvador: a building with a Greek cross floor plan, raised with masonry and brickwork; covered according to the project by a dome on shells, and with a belfry on the façade. The chapel was intended to house the image of the Santísimo Cristo de la Salud. And, in fact, it seems that it was finished and that it was standing for some years, if we take into account the comment of mosén Sucías, who visited the village at the beginning of the century: It was built in 1886, he says of the hermitage. There is only one altar, where the image of Jesus Crucified is located.
Throughout the 20th century, when the controversial parish priest who promoted it was expelled from the village and Christ was returned to the church (1901), the hermitage would gradually be built and demolished, at the whim of the times, until very recently. The extraordinary rains in the autumn of 1982 devastated an important part of the religious building: part of the façade, with the oculus and the belfry that can still be seen in photographs from the 1950s-1970s, and one of the three brick diaphragmatic arches that supported the original building.
Interest was then aroused in restoring the building or at least consolidating its remains in order to prevent its disappearance. However, the repair of the road was postponed until 2000 and the reconstruction of some of the arches was not completed until 2005, thanks to the sponsorship of the Provincial Council.
Only 6 of the 14 stations are still standing, and in a state of abandonment. In any case, the place has great scenic charm, breathtaking views and an excellent future as a recreational, walking and leisure area, if the restoration work continues.
Los casalices de losas de piedra del vía crucis datan de un primer calvario barroco, del año 1798, localizado originalmente sobre un camino de la sierra que actualmente se llama todavía la calle del Calvario. Ya a finales del siglo XIX, y por iniciativa del carismático párroco de Santa María del Énova, mosén Romà Quilis (1897-1900), subieron los casalicis allá arriba los vecinos o feligreses del pueblo, en tiempos de Cuaresma y con carros de toros (1886).
Lo hacían como agradecimiento al Santísimo Cristo de la Salud por acabar con la terrible epidemia de cólera morbo asiático de 1885.
La financiación de la obra del Calvario y de la construcción de la nueva ermita se hacía recogiendo limosnas durante los rosarios de calles, con coplas.
Se adecuó a entonces el actual vía crucis y se eliminaron los restos del antiguo castillo medieval o andalusí de Yénova (del que afloran todavía en el solar cerámicas medievales) para edificar la ermita de El Salvador: un edificio de planta de cruz griega, alzado con obra de mampostería y ladrillo; cubierto según proyecto por una cúpula sobre conchas, y con una espadaña en la fachada. La ermita estaba destinada a albergar la imagen del Santísimo Cristo de la Salud. Y, de hecho, parece que se acabó y que estuvo algunos años en pie, si hacemos caso del comentario de mosén Sucías, que visitó en pueblo a principios de siglo: Se edificó en 1886, dice de la ermita. No tienen más que un altar, donde se encuentra la imagen de Jesús Crucificado.
A lo largo del siglo XX, expulsado del pueblo el polémico párroco promotor y devuelto a Cristo a la iglesia (1901), la ermita iría asomándose y soltiendo, al capricho de los tiempos, hasta época muy reciente. Las lluvias extraordinarias del otoño de 1982 hicieron que se asolara una parte importante del inmueble religioso: parte de la fachada, con el óculo y la espadaña que se observan todavía en fotografías de las décadas de 1950-1970, y uno de los tres arcos diafragmáticos de ladrillo que sostenían el edificio original.
Entonces se despertó el interés por restaurar el edificio o, al menos, consolidar sus restos a fin de evitar su desaparición. Sin embargo, la reparación del camino se aplazaría hasta 2000 y la reconstrucción de algunos arcos no llegó hasta 2005, gracias al patrocinio de la Diputación provincial.
Solo quedan en pie 6 de las 14 estaciones, y en estado de abandono. De todas formas, el lugar tiene un gran hechizo paisajístico, unas vistas impresionantes y un excelente futuro como paraje recreativo, de paseo y de esparcimiento, si continúa la tarea restauradora.