Countries<Spain<Comunidad Valenciana<Otos< Palacio del Marqués de Sant Josep
The former barons maintained ownership of the building until, in the second half of the 19th century, the last Marquis of Sant Josep lost the palace gambling at the Monte Carlo casino. The winner went to Otos to look for a buyer, finding it in one of the richest people of the village, Francesc Vicent Olivares i Castell. It was inherited by Silví Olivares i Ordinyana from whom it passed to his daughter, who was blind and bequeathed it to ONCE. Since the eighties, the town council has been negotiating with the organization of the blind for the restoration of the palace and its use as a public property. Finally, after its acquisition and restoration, it is the headquarters of the town council of Otos.
It is a palace with the appearance of a large cubic house (22.7 x 17.8 m.), with a tower attached to a rear corner (4.4 x 5.8 m.) that has a rather symbolic function, since inside there is a staircase that connects the different levels of the building.
It has a quadrangular courtyard (5.2 x 6.6 m), which follows the tradition of Valencian palaces, with two open segmental arches on the first floor. On the main floor there are several rooms without remarkable decoration. In the cellars there is a well-preserved wine cellar. The third floor is the chamber, located under the roof.
In the facade of the palace stands out the linteled doorway of a considerable size, worked with white stone and rounded forming a slight convexity in its interior part. In the middle of the lintel there is a space destined for the arms of the lord but that was not realized. Three balconies corresponding to the noble floor open on the facade, where there is also a sundial and an altarpiece of ceramic tiles representing the Holy Trinity.
The building is crowned with a gallery of eighteen semicircular arches, separated by Doric pilasters with a continuous frieze entablature at the top, and decorative moldings at the bottom.
Los antiguos barones mantuvieron la propiedad del edificio hasta que, en la segunda mitad del siglo XIX, el último marqués de Sant Josep perdió el palacio jugando en el casino de Montecarlo. El ganador se desplazó a Otos para buscar un comprador, encontrándolo en una de las personas más ricas del pueblo, Francesc Vicent Olivares i Castell. Lo heredó Silví Olivares i Ordinyana del cual pasó a su hija, que era invidente y lo legó a la ONCE. Desde los años ochenta, el ayuntamiento de la población ha mantenido negociaciones con la organización de ciegos para la restauración del palacio y su uso como bien público. Finalmente, después de su adquisición y restauración es la sede del ayuntamiento de Otos.
Se trata de un palacio con aspecto de casa grande y cúbica (22,7 x 17,8 m.), con una torre adosada a un ángulo posterior (4,4 x 5,8 m.) que tiene una función más bien simbólica, puesto que en el interior hay una escalera que comunica los distintos niveles del edificio.
Tiene un patio cuadrangular (5,2 x 6,6 m), que sigue la tradición de los palacios valencianos, con dos arcos rebajados abiertos en la planta baja. En la planta noble se localizan varios aposentos sin decoración remarcable. En los sótanos hay una bodega bien conservada. El tercer piso es la cámara, situada bajo tejado.
En la fachada del palacio destaca la portalada dintelada de un tamaño considerable, trabajada con piedra blanca y redondeada formando una ligera convexidad en su parte interior. En medio del dintel hay un espacio destinado para las armas del señor pero que no se realizó. Tres balcones correspondientes a la planta noble se abren en la fachada, donde también hay un reloj de sol y un retablo de baldosas de cerámica que representa la Santísima Trinidad.
El edificio está coronado con una galería de dieciocho arquillos de medio punto, separados por pilastras dóricas con entablamento de friso corrido en la parte superior, y molduras decorativas en la parte inferior.