Countries<Spain<Comunidad Valenciana<Otos< Ruta relojes de Sol
Some of these clocks are the work of renowned designers and artists such as Andreu Alfaro, Antoni Miró, Arcadi Blasco, Artur Heras and Manolo Boix. In fact, it is the European municipality with the highest density of sundials. The tourist-cultural route Otos, el poble dels rellotges de sol was designed by the local gnomist Joan Olivares and the painter Rafa Amorós and executed by the City Council, with the help of European funds PRODER.
Sundials, but also moon clocks; made with clay, marble, steel or ceramic, and that mark the solar time but sometimes also the Babylonian (how many hours ago the sun has risen), the Italic (how much time is left for its setting) or the canonical, flood this town of just 450 inhabitants.
It all started at the end of the 90s, when the neighbors began to recover the tradition of the sundials that had always occupied strategic points of the village on their facades.
In the year 2000 European aids for rural tourism of interior were summoned and it was decided to opt for them with a project that would allow, at the same time, to count on sundials and works of art of artists "of first magnitude".
To do so, they needed an artist who could serve as a "star" to attract others and thus create a "Sundial Route", and they found him in Andreu Alfaro - National Prize for Plastic Arts in 1981 - who was enthusiastic about the initiative and even gave his clock to the town as a gift, since they could not afford it.
Alfaro's clock, placed in the town square in 2004, is the "most emblematic" work that started a project whose father is Joan Olivares, a mathematician fond of astronomy who is in charge of the previous calculations to place all the clocks, such as the inclination or where to place the gnomon or the rod whose shadow indicates the solar time.
Another outstanding artist is Antoni Miró, author of the "Bicycle Clock" which, in the form of a late 19th century velocipede that marks the time on both sides, vindicates a vehicle that does not pollute, and joins the collection of large format paintings, engravings and models of his that Otos hosts.
Algunos de estos relojes son obra de reconocidos diseñadores y artistas plásticos como Andreu Alfaro, Antoni Miró, Arcadi Blasco, Artur Heras o Manolo Boix. De hecho, es el municipio europeo que cuenta con una mayor densidad de relojes de sol. La ruta turístico-cultural Otos, el poble dels rellotges de sol fue diseñada por el gnomista local Joan Olivares y por el pintor Rafa Amorós y ejecutada por el Ayuntamiento, contando con la ayuda de fondos europeos PRODER.
Relojes de sol pero también de luna; elaborados con barro, mármol, acero o cerámica, y que marcan la hora solar pero en a veces también la babilónica (cuántas horas hace que ha salido el astro rey), la itálica (cuánto falta para su puesta) o la canónica, inundan este pueblo de apenas 450 habitantes.
Todo surgió a finales de los años 90, cuando los vecinos empezaron a recuperar en sus fachadas la tradición de los relojes de sol que siempre habían ocupado puntos estratégicos del pueblo.
En el año 2000 se convocaron ayudas europeas para turismo rural de interior y se decidió optar a ellas con un proyecto que permitiera, a la vez, contar con relojes de sol y con obras de arte de artistas «de primera magnitud».
Para ello necesitaban a un artista que sirviera «de estrella» para atraer a otros y poder conformar así una «Ruta de los relojes de sol», y lo encontraron en Andreu Alfaro -Premio Nacional de Artes Plásticas en 1981-, quien se ilusionó con la iniciativa e incluso regaló su reloj al pueblo, dado que no lo podían costear.
El reloj de Alfaro, ubicado en la plaza del pueblo en 2004, es la obra «más emblemática» que dio inicio a un proyecto cuyo padre es Joan Olivares, matemático aficionado a la astronomía que se ocupa de los cálculos previos para colocar todos los relojes, como la inclinación o dónde situar el gnomon o la varilla cuya sombra indica la hora la solar.
Otro artista destacado es Antoni Miró, autor del «Reloj bicicleta» que, bajo la forma de un velocípedo de finales del siglo XIX que marca la hora por los dos lados, reivindica un vehículo que no contamina, y se une a la colección de cuadros de gran formato, grabados y maquetas suyas que acoge Otos.