Countries<Spain<Comunidad Valenciana<Valencia< Dieta Mediterránea en Valencia
The Mediterranean Diet is a valuable cultural heritage that represents much more than a simple nutritional pattern, rich and healthy. It is a balanced lifestyle that includes recipes, ways of cooking, celebrations, customs, typical products and various human activities, among the many health benefits of this dietary pattern we can highlight the type of fat that characterizes it (olive oil, fish and nuts), the proportions in the main nutrients that keep their recipes (cereals and vegetables as the basis of the dishes and meats) and the richness in micronutrients it contains, resulting from the use of seasonal vegetables, herbs and seasonings.
This was recognized and celebrated by UNESCO by inscribing the Mediterranean Diet as one of the elements of the Representative List of the Intangible Cultural Heritage of Humanity.
The healthy food provided by the Mediterranean Diet is perfectly compatible with the pleasure of tasting tasty dishes.
Gastronomy is one of the features that best define and represent the Valencian customs and character. The Mediterranean diet is a differential value for those who visit us. Valencia is the birthplace of paella and rice is cooked here like nowhere else in the world, but it also offers the best signature cuisine and the most authentic tapas. However, it is much more than the birthplace of Paella: it has talent in the kitchen, combining tradition and modernity, and the best local produce, from the sea and the Valencian orchard.
The greatest contribution of local gastronomy to the galaxy is the famous paella. Faithful to the original recipe that emerged very close, in the surroundings of l'Albufera. Another elaboration that triumphs is the fideuà, based on noodles instead of rice, but also with seafood and cuttlefish. One of the most popular dishes in the "terreta" is baked rice, based on pork ribs, fresh bacon, blood sausage, tomato, potato, chickpeas and a clove of garlic. Arròs amb bledes is a broth rice, traditional from the garden, with chard, tavella (a variety of white bean), small pieces of potato and turnip and avellanencs snails. Not to be left out is arròs amb fesol i naps (rice with fennel and naps), a magnificent example of a stew made in a cauldron. Of a broth-like type, it is based on the magic of the combination of white beans, turnips and pork.
There is nothing like a good sweet to culminate a satisfactory gastronomic experience. In València we have plenty of preparations throughout the city, many of them are reminiscent of the classic Balansiya cuisine, with almonds, pumpkin and honey as the basis of their recipes. The nougat, that legacy of the Arabs that has reached our times, is one of the typical proposals of our land, where it is made in a traditional way and consumed, especially at Christmas. The same origins present the arnadí, a pleasure based on pumpkin and sugar topped with sliced almonds, and served as a soft paste in an earthenware casserole. Also of very ancient tradition are the colorful fruit-shaped marzipans of the "mocadorà", a classic gift for the loved one during the Valencian Saint Valentine's Day, Sant Donís (October 9). That day also highlights other larger figures in the form of firecrackers, the "piuleta" and the "tronador", which were the formula with retranca that the people of Valencia devised to bypass the prohibitions of Philip V to celebrate with explosive devices such an important event. On the other hand, pumpkin fritters, very popular during the Fallas festivities, are much more juicy and tender than their windy cousins. And they go well with a good cup of chocolate. Another example of València's confectionery production is the panquemao, originally linked to Easter, but which can be found all year round.
La Dieta Mediterránea es una valiosa herencia cultural que representa mucho más que una simple pauta nutricional, rica y saludable. Es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas.Entre las muchas propiedades beneficiosas para la salud de este patrón alimentario se puede destacar el tipo de grasa que lo caracteriza (aceite de oliva, pescado y frutos secos), las proporciones en los nutrientes principales que guardan sus recetas (cereales y vegetales como base de los platos y carnes) y la riqueza en micronutrientes que contiene, fruto de la utilización de verduras de temporada, hierbas aromáticas y condimentos.
Así lo reconoció y celebró la UNESCO inscribiendo la Dieta Mediterránea como uno de los elementos de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La alimentación saludable que nos proporciona la Dieta Mediterránea es perfectamente compatible con el placer de degustar sabrosos platos.
La gastronomía es uno de los rasgos que mejor definen y representan las costumbres y el carácter valenciano. La dieta mediterránea supone un valor diferencial para quienes nos visitan. València es la cuna de la paella y aquí se cocina el arroz como en ningún otro lugar del mundo, pero también brinda la mejor cocina de autor y el tapeo más auténtico. Sin embargo, es mucho más que la cuna de la Paella: cuenta con talento en los fogones, que conjuga tradición y vanguardia, y el mejor producto de proximidad, procedente del mar y la huerta valenciana.
La mayor aportación de la gastronomía local a la galaxia es la archifamosa paella. Fiel a la receta original que surgió muy cerca, en los alrededores de l’Albufera. Otra elaboración que triunfa es la fideuà, a base de fideo en vez de arroz, pero también con marisco y sepia. Uno de los que más gusta en la “terreta” es el arroz al horno, a base de costilla de cerdo, panceta fresca, morcilla, tomate, patata, garbanzos y un diente de ajos. Arròs amb bledes es un arroz caldoso, tradicional de la huerta, con acelgas, tavella (variedad de judía blanca), trocitos de patata y nabo y caracoles avellanencs. No conviene dejar de lado el arròs amb fesol i naps, magnífico ejemplo de elaboración en caldero. De tipo caldoso-meloso, se basa en la magia de la combinación de judías blancas, nabos y carne de cerdo.
No hay nada como un buen dulce para culminar una experiencia gastronómica satisfactoria. En València disponemos de un montón de preparaciones a lo largo y ancho de la ciudad, Muchas de ellas conservan reminiscencias propias de la cocina clásica de Balansiya, con la almendra, la calabaza y la miel como base de sus recetas. El turrón, ese legado de los árabes que ha llegado a nuestros tiempos, es una de las propuestas típicas de nuestra tierra, donde se elabora de forma artesanal y se consume, sobre todo, en Navidad. Los mismos orígenes presenta el arnadí, un placer a base de calabaza y azúcar rematado con almendras laminadas, y servido en forma de pasta suave en cazuela de barro. También de tradición muy antigua son los coloridos mazapanes en forma de frutas de la “mocadorà”, un regalo clásico para el ser amado durante el San Valentín valenciano, Sant Donís (9 de octubre). Ese día también destacan otras figuras de mayor tamaño en forma de petardos, la “piuleta” y el “tronador”, y que fueron la fórmula con retranca que las gentes de València idearon para saltarse las prohibiciones de Felipe V a festejar con artefactos explosivos tan señalada efeméride. Por otra parte, los buñuelos de calabaza, muy populares durante las fiestas falleras, son mucho más jugosos y tiernos que sus primos de viento. Y maridan más que bien con una buena taza de chocolate. Otro ejemplo de la producción en dulces de València es el panquemao, originalmente vinculado a la Semana Santa per pudiendo encontrarse durante todo el año.