Countries<Spain<Comunidad Valenciana<Vilallonga< Castillo de Villalonga o del Moro
In the year 1239, from Cullera, the king Don Jaime I, enters into negotiations with the governors of the Muslim castles of Bairén, Villalonga, Vilella and Palma, who offered them their own surrender if Bairén surrendered first. Don Jaime gave them a deadline for the surrender to be peaceful and at the end of the period these castles passed into the hands of the monarch. The first owner of the castle was Diego López d'Haro, a Basque knight who joined King Jaume I. This one hindered the castle and the village. On his death King James I recovered the property by means of a loan granted by Arnau de Romaní, ball of Valencia and Xàtiva. King James I granted the lordship over this castle, which he considered "Castle of large and strong rocks", and the town to Arnau Romaní in 1269, according to a royal privilege granted in Castielfabib. Subsequently, the entire territory of the town of Villalonga would pass into the hands of Juan Llansol, of which a document from 1406 is preserved of the granting of the mayoralty of the castle to Just de la Porta, with the obligations and compensation that it brought. The manor was bought by Pedro Franqueza Esteve, secretary of Philip III, thus becoming a barony. Years later it would pass into the hands of the Royal Court of Valencia, for which Franqueza's possessions would be confiscated. In 1621, the lordship was defeated by Philip IV and Borja de Gandia, who were included in the ducal estates, until the end of the first half of the nineteenth century, when they were wasted. The castle of Villalonga, is located 1.5 kilometers southwest of this municipality. It is situated on a steep mountain 250 meters high that is integrated into the Sierra de las Fuentes, forming part of the Sierra Gallinera. It has a steep, at the top, the castle ravine and at the bottom, an abrupt 30-meter high vertical wall, from where the Font plain and the rest of the surrounding area can be seen. It is a walled enclosure of medium dimensions, in which the preserved structures allow to reconnect the plan of the whole. On the west side, which descends through the middle of the terraces to the ravine, we can see the outline of a defensive barrier protected by a second walled enclosure that closes practically the entire upper enclosure, except for those points where the carving of the rock serves as a natural defense. In the second enclosure is the entrance gate, located to the south. Another structure that has overvisto is the cistern, it is traced with a structure of four walls of mortar and stone and covers for a return with marks of cane printed, that can be contemplated. In the north-west part there are remains of what was possibly the main tower of the castle. The one that also remains standing is a facing that belonged to the wall of the castle, with a coronation with merlons of which it conserves set. In one of the three sides of the wall there is a door of Christian construction, quite deteriorated by the passage of time built by voussoirs already disappeared. This door located in the north nave has some specific function, considering that it faces a cliff where access from the outside is very difficult. From it you can see the castle of Bairén, corroborating the strategic configuration of the castles. A considerable constructive diversity is observed. The following techniques were used in the construction of the walls of the enclosure: earthen rammed earth and machinery placed in the lower part as reinforcement. All these techniques coexist in a complete set. In spite of the interpretative difficulties, it is estimated that the buildings, in most of which the gills of their construction can be seen, are from the late Islamic period.
En el año 1239, desde Cullera, el rey Don Jaime I, entra en negociaciones con los alcaides de los castillos musulmanes de Bairén, de Villalonga, Vilella y Palma, los cuales les ofrecieron su propia rendición si antes se rendía Bairén. Don Jaime les dio un plazo para que la entrega fuera pacífica y al final del período estos castillos pasaron a las manos del monarca. El primer propietario del castillo fue Diego López d'Haro, caballero vasco que se unió al rey Jaume I. Éste obstaculizó el castillo y la villa. A su muerte el rey Jaime I recuperó la propiedad por medio de un préstamo concedido por Arnau de Romaní, bola de Valencia y Xàtiva. El rey Don Jaime I concedió el señorío sobre este castillo, al que consideraba "Castillo de rocas grandes y fuertes", y la villa a Arnau Romaní en 1269, según un real privilegio concedido en Castielfabib. Posteriormente pasaría a manos de Juan Llansol todo el territorio de la villa de Villalonga, del que se conserva un documento de 1406 de la concesión de la alcaldía del castillo a Just de la Porta, con las obligaciones y compensaciones que reportaba. El señorío fue comprado por Pedro Franqueza Esteve, secretario de Felipe III, convirtiéndose de esta forma en baronía. Años más tarde pasaría a las manos de la Real Audiencia de Valencia, por lo que se le confiscarían las posesiones a Franqueza. En 1621, el señorío fue vencido, por parte de Felipe IV y Borja de Gandía, a los que se incluyó en los estados ducales, hasta los finales de la primera mitad del siglo XIX, cuando se desaprovecharon aquellos. El castillo de Villalonga, está situado a 1,5 kilómetros al suroeste de este municipio. Se sitúa en una escarpada montaña de 250 metros de altitud que se integra en la sierra de las Fuentes, formando parte de la sierra Gallinera. Ha embolado, por la parte de arriba, el barranco del castillo y por la parte de abajo, un abrupto alto de unos 30 metros de pared vertical, desde donde se domina la plana de la Font y el resto de territorios del entorno. Se trata de un recinto amurallado de medias dimensiones, en el que las estructuras conservadas permiten reconectar la planta del conjunto. Por la parte oeste, que desciende por mitad de las bancadas hasta el barranco, se ve el trazado de una barrera de defensa protegida por un segundo recinto amurallado que cierra prácticamente todo el recinto superior, a excepción de aquellos puntos en el tallado de la peña sirve de defensa natural. En el segundo recinto se encuentra la puerta de entrada, situada al sur. Otra estructura que ha sobrevisto es el aljibe, está trazado con una estructura de cuatro muros de mortero y piedra y coberturas por una vuelta con marcas de cañizo impresas, que se pueden contemplar. En la parte norte-oeste hay restos de la que posiblemente era la torre Mayor del castillo. El que también se mantiene en pie es un paramento que pertenecía a la muralla del castillo, con una coronación con merlones de los que conserva conjunto. En uno de los tres lados de la muralla se encuentra una puerta de construcción cristiana, bastante deteriorada por el paso del tiempo construida por dovelas ya desaparecidas. Esta puerta situada en la nave norte tiene alguna función específica, considerando que da a un acantilado en el acceso desde el exterior es muy difícil. Desde ella se puede ver el castillo de Bairén, corroborando así la configuración estratégica de los castillos. Se observa una considerable diversidad constructiva. En la construcción de los muros del recinto se utilizaron las siguientes técnicas: fábrica de tapial de tierra y maquinaría colocada en la parte inferior como refuerzo. Todas estas técnicas coexisten en un conjunto completo. A pesar de las dificultades interpretativas se estima que los edificios, en la mayoría de los cuales se ven las agallas de su construcción, son de época islámica tardía.